América escogió la noche del domingo para celebrar 92 años de historia junto a su gente en el partido frente a Atlético Junior en el encuentro válido por la cuarta fecha de la Liga Águila.
Minutos después de que se abrieran las puertas del estadio sanfernandino a las 5:00 p.m. el ingreso masivo de hinchas inició y poco a poco las gradas del Pascual se llenaron de vida y color a medida que el rojo escarlata colmaba el panorama.
Un marco que por sí solo era espectacular cobró tintes increíbles cuando los jugadores salieron del túnel hacia el terreno de juego. El estruendo de más de 35.000 gargantas alentando a su equipo, globos flotando en las tribunas, un intenso humo rojo que brotaba como fuego y la pirotecnia estallando en el cielo, marcaron el inicio de la celebración escarlata.
El arbitro Wilmar Roldán decretó el inicio del juego sobre las 8:00 p.m. y el balón rodó en el Pascual. Los primeros minutos estuvieron cubiertos por un manto de especulación por parte de ambos equipos pues ninguno gozó de una posesión prolongada del balón.
Transcurridos 20 minutos, una combinación de pases rasantes de la visita cerca al área escarlata dejó con vía libre a Fabián Sambueza para anotar. El gol marcaría el inicio de una etapa complicada del partido para América, que con ímpetu y amor propio intentó contrarrestar sin éxito los embates de un rival con una idea de juego clara y peligrosa.
La destacada actuación de Bejarano, quien salvó varias ocasiones de gol en la primera parte, dió cuenta del difícil partido que los diablos rojos estaban disputando.
Al inicio del segundo tiempo Cristian Álvarez ingresó por Jonny Mosquera buscando mayor dinamismo y potenciar las cualidades positivas de los primeros 45 minutos.
Con mucha garra y determinación, los dirigidos por Fernando Castro buscaron empatar el partido a como dé lugar. La pelota quieta, arma importante en lo que va de la temporada, logró preocupar a la defensa visitante cuando los centros de Cabrera llegaban con peligro.
Segovia se abalanzó con una arremetida hacia el área rival y faltaron pocos centímetros para finiquitar una de las múltiples incursiones ofensivas producto de la ansiedad y el transcurrir del tiempo.
Viera gozó de protagonismo cuando Fernando Aristeguieta dejó en el camino a varios rivales y desenfundó un derechazo violento con destino de gol al costado derecho del arco, donde el portero uruguayo ahogó el grito de gol de todo el estadio.
Con 94 minutos transcurridos un tiro libre a nuestro favor se vislumbraba como la última oportunidad de poner tablas al marcador. El balón enviado por Yesus surcó el aire y fue conectado por nuestro número 9, que no pudo conseguir un más que merecido gol. El juez central alzó los brazos y decretó el final del partido.
Así finalizó una actuación loable y llena de emociones del conjunto escarlata que debe servir como una oportunidad para corregir a lo largo de la semana y dar perspectiva sobre lo que deparará el resto de temporada.